El gramófono fue el primer sistema de
grabación y reproducción de sonido que utilizó un disco plano, a diferencia del
fonógrafo que grababa sobre un cilindro.
Fue el dispositivo más común para reproducir
sonido grabado desde la década de 1890 hasta finales de la década de 1980.
Fue
patentado el 8 de noviembre de 1887 por Emile Berliner.
El gramófono de Berliner consta de un
plato giratorio, un brazo, una aguja o púa, parecidos a los de los tocadiscos,
y una bocina, o un amplificador en los modelos eléctricos que surgieron después
de 1925.
Un motor de cuerda o, posteriormente,
eléctrico, hace girar el plato a una velocidad constante de 78 RPM.
El gramófono utiliza un sistema de grabación
mecánica analógica en el cual las ondas sonoras son transformadas en
vibraciones mecánicas, que hacen mover una púa que traza surcos que conforman
una espiral, sobre la superficie de un disco metálico, que ha sido tratado
químicamente.
El gramófono acabó imponiéndose sobre el fonógrafo por el menor costo de producción de las grabaciones destinadas a este dispositivo, dado que a partir de un único molde original podían realizarse miles de copias. El fonógrafo sólo podía realizar una única toma de sonido por cada representación original. Por ello, cuando se iba a realizar una grabación, se disponían múltiples fonógrafos.
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